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Las lágrimas derramadas por el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, durante la pasada y presente semana, han conmovido a la comunidad internacional. El mandatario canadiense marcó dos hechos históricos: ofreció disculpas públicas y oficiales a los indígenas de las provincias de Newfoundland y Labrador y a la comunidad LGBTI de Canadá.
El sábado 24 de noviembre pasado, Trudeau, ofreció disculpas oficiales a las comunidades nativas de Newfoundland y Labrador, en donde por más de 20 siglos, los niños indígenas fueron forzados a estudiar en escuelas que los separaban de sus familias para ser «educados» por blancos.
«Decir que lo lamentamos hoy no es suficiente. No va a deshacer el daño que les hicieron. No devolverá los idiomas y tradiciones que perdieron. No desaparecerá el aislamiento y la vulnerabilidad que sintieron cuando los separaron de sus familias, comunidades y culturas», dijo entre lágrimas.
De acuerdo a la BBC, más de 3000 niños murieron en aquellas escuelas y otros sufrieron abusos físicos, emocionales o sexuales.
Además de la disculpa, el gobierno canadiense proveerá alrededor de 50 millones de dólares a cerca de 900 estudiantes sobrevivientes de las 5 escuelas que funcionaron hasta 1980.
Las lágrimas de uno de los mandatarios más queridos a nivel mundial emocionaron al mundo entero, sin embargo, no serían las únicas disculpas ofrecidas.
El día de ayer, 28 de noviembre, Justin Trudeau dio un discurso en la cámara de los comunes, disculpándose, a nombre del pueblo canadiense, por la discriminación sufrida por los miembros de la comunidad LGBTI alrededor de los años.
«Es con vergüenza, tristeza y un profundo arrepentimiento por las cosas que hemos hecho, que estoy aquí hoy y digo: “estábamos equivocados”. Pedimos perdón. Lo siento. Lo sentimos», dijo durante el discurso.
Durante la guerra fría, miles de personas fueron separadas de las fuerzas armadas y otras agencias federales, debido a su orientación sexual. El gobierno de Canadá ha destinado más de 100 millones de dólares para compensar a quienes se les truncó las carreras como parte de la llamada «purga gay».
