Siempre hay personas que permanecen a flote en cualquier crisis, incluso en la más global que hemos vivido nunca. Se diría que son imprescindibles. ¿Cómo lo consiguen?
Los líderes que toda empresa necesita son personas que no pierden de vista los objetivos de la corporación. Renuevan cada día la visión, la misión y los valores que fueron el origen de su proyecto y no permiten que la rutina los entierre. Parecen tirar del carro en el que mucha gente quiere estar porque, si no fuera por ellos, se sentirían desmotivados, perdidos, sin norte.
Estas personas imprescindibles no son superhéroes, tan solo hombres y mujeres que han entrenado una serie de habilidades:
No les asusta la responsabilidad. Al contrario, siempre están dispuestos a asumirla y a dejar claro que se puede contar con ellos. Eso no significa que tiendan a sobrecargarse de trabajo, sino que son capaces de gestionar personas y delegar responsabilidades con la certeza de que serán respaldados por sus equipos y que, gracias a ellos, podrán llevar a buen puerto los propósitos empresariales.
Viven en formación constante. Las personas imprescindibles son aquellas que trabajan cada día para incrementar sus conocimientos, y no solo los relacionados con su campo laboral. Su amplia curiosidad alimenta la creatividad necesaria para adoptar nuevas ideas, ejecutar acciones polivalentes, descubrir nuevos mercados y estar atentos a todo aquello que puede ofrecerles el mundo cambiante en el que vivimos.
Son proactivos. No les basta con limitarse a hacer bien su trabajo, también proponen soluciones antes de que aparezcan los problemas. No es que sean visionarios, es que jamás se acomodan y siempre buscan nuevas formas de ganar clientes o de ahorrar costes a su empresa.